En una tarde tan plomiza como la de hoy, he aprovechado para subir a la Torre de la Catedral. Hace poco (unos días) que la abrieron al visitante. Es muy recomendable aprovechar la visita observando el Museo Diocesano, que aunque breve, interesante -sobre todo lo dedicado al románico, y la sillería del coro, a mi parecer- y la Catedral, de la cual siempre me ha sobrecogido, especialmente, el Retablo.
Aunque la muy, muy estrecha escalera de piedra puede llegar a marear si subes demasiado emocionado, es una vista que me ha resultado completamente nueva de la ciudad de Huesca. Te encuentras observando desde el centro de la ciudad, a la propia ciudad. No hay nada más alto que la torre -recordad que la catedral está en un alto, de tal manera que se ve desde casi todos los lados de Huesqueta. La vista es espectacular. San Jorge al fondo en un lado, la Plaza de toros y el parque nuevo de la universidad al otro, una magnífica vista de la Sierra de Guara, de Gratal... Es inevitable hacer cálculos para adivinar por donde cae la Plaza Zaragoza, el Casino (que no se ve), los Porches, Santo Domingo, el Parque, las Tres Torres, San Jorge, Loreto, Salas, la casa de cada cual...
Os dejo unas fotografías, para que os entre la impaciencia de ir a hacer la visita. Eso sí, cuesta tres euros. Pero creo que merece la pena.
1 comentario:
Si ya tenía ganas de que pasaran los exámenes ¡ahora tengo más! Ya me estoy reservando un día de la semana que viene para visitarla!
Lástima que haya que darle dinero al obispé
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