El Balcón de los Tres Reyes Magos

Espero que todos hayáis comenzado con buen tino el nuevo año. Que los compromisos familiares y de demás índole no os agotaran todo el tiempo de vacación... ¡Feliz 2008!

Con retraso, pero ya dice el refrán que mejor tarde... que nunca. En la nocturna tarde del día cinco, asistí, como siempre, a la Cabalgata de Reyes de Huesca. En sí, la cabalgata, es breve y muy "tractoresca". Bien sabemos que lo que vale más la pena está en la Plaza Zaragoza. El espectáculo de luces y sonidos (y fuegos artificiales) que montan es fenomenal. El casino parece un Rey Mago más. Colorido, misterioso, con esa iluminación animada que lo viste, y esas emotivas canciones que lo acompañan. Creo que los niños renuevan, en gran parte, su inocente creencia cada año gracias a tan magnífica puesta en escena (la otra parte la hace el interés por los regalos...).

Pero este año fue especialmente desagradable lograr un hueco en la plaza. ¡E iba sin niños! Tras avanzar hasta la plaza, siguiendo la masa humana que se desplaza hasta allá una vez pasada la última carroza, hubo codazos, malas caras, gente sin respeto que casi te tira al suelo... para conseguir, ya cada cual por su cuenta, un sitier. Cada año se esta poniendo peor, y plaza, incluso antes de que comience la cabalgata, se llena en seguida hasta desbordarse...

Creo que el año que viene veré a los Reyes Magos en el Casino por la televisión. Sería una lástima no estar en vivo, que es como tiene toda su gracia. No digamos ya quien va con sus críos. El riesgo de perder a uno -todo esta a oscuras- entre el gentío es casi de esperar. No digamos ya con subirlo aúpa, y tapar la vista de otros...

Los enfados y la incomodidad están asegurados. De espíritu navideño, nada. Casi que te ganas los regalos con aguantar el tipo llevándolos ahí.

Nota: Quizá da la sensación de que soy el listillo de turno que llega el último y quiere ponerse el primero, y ¡para nada es eso!