miércoles, 19 de septiembre de 2007

Despedida del Verano

Parece que no, pero un día te levantas, aparentemente un día como su antecesor, un día más de verano, pero no es un día más, tienes hechas ya las maletas y marchas de nuevo para empezar un nuevo curso, una vez llegas y después del ajetreo de poner todo en su sitio y dejar las maletas a medio deshacer, te tiras en el sofá y te preguntas ¿¿ya??, en fin, un año entero esperando a que llegue el verano, y tan apenas ha habido tiempo para saludarle, así que parece que solo queda ya momento para la resignación; y me digo que no, que no son maneras de terminar un verano, así que ese mismo fin de semana vuelvo a Huesca y me despido del verano como Dios manda. Así que dicho y hecho, en cuanto llega el viernes, rumbo a Nocito.

Hemos decidido que íbamos a subir al tozal de Guara por la tarde, dormiríamos en el Raso de los Hongos, plantando dos tiendas de campaña, y en cuanto fueran las cinco de la mañana, con las mochilas a las espaldas y linternas en la frente, empezaríamos la ascensión para rendir homenaje a nuestro gigante muerto; por si alguien no conoce su leyenda copio y pego de internet:


EL HOMBRE MUERTO DE GUARA: Yendo por la carretera de Huesca a Barbastro, en el tramo desde el Estrecho Quinto hasta Angües se puede observar como el monte de Guara tiene aspecto de un hombre muerto. Todo ocurrió cuando las montañas tenían pasiones humanas. Había un hombre, Gabardón, que tenía una hija, Gabardiella, que como él, le encantaban los montes. Gabardiella se enamoró locamente de un monte, el monte Gratal. Su padre no lo deseaba porque era pequeño, feo y sin vegetación. Así que se las apañó para evitar que se volviesen a ver. Pero ella fue al encuentro con el Gratal. El padre acudió al monte de Guara para evitar que se reencontrasen. Cuando llegó los separó de un manotazo e hizo correr de entre ellos el Flumen por la Foz del Salto de Roldán. Gratal se negó a aceptar que jamás volvería a estar con Grabadiella y una noche, tomó desprevenido al gigante Guara y le asestó un golpe mortal. Desde entonces podemos observarlo ahí muerto.

La subida transcurre sin sorpresas, siempre bajo el umbral de Guara; sin embargo al poco de plantar las tiendas, y ya totalmente oscuro, Guara nos sorprende por primera vez, en el punto donde se unen los caminos de las vertientes norte y sur, se abre ante nosotros la vista de la Tierra Plana, como un mar oscuro, con pequeñas manchas grises de niebla, y del que flotan pequeñas velas que iluminaban la hoya, al este como no, un mayor grupo de luces, una vista impresionante.



A las cinco ya despiertos, de nuevo con las linternas frontales, comenzamos de nuevo la marcha, para llegar hasta arriba. Así que poco a poco, vamos llegando, justo en el momento en que comienza a amanecer; le saludamos a Guara, y después de almorzar y de volver a dormir, ahora en la cima, nos despedimos de él hasta el próximo año, pero no sin antes haber sacado alguna foto. Las lluvias del día anterior hicieron que el día se levantase algo nublado, pero en fin, las fotos hablan por sí solas.



Después de una división en la que Yube y RJ decidieron que iban a continuar su vuelta por Cubilas y el Cabezo de Guara, otros decidimos bajar a Nocito. Allí abajo, fuimos al Guatizalema, que nos hacía bastante falta, y donde nos esperaban algunos amigos, entre ellos Varislav. Luego, por la noche, y ahora si, despedimos el verano como se merecía: a base de brebajes y demás bebidas de estas que suelen consumir los jóvenes. Nos despedimos de Guara y del verano, hasta el año que viene.

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