Las obras del Gran siglo de Oro español no son meramente literatura de la más alta calidad, sino también obras que guardan, para el lector atento, profundos meollos filosóficos, y reflexiones graves y de entereza; el ejemplo más manido que todos conocemos es La vida es sueño, de Calderón de la Barca; pero hay muchísimas más (sino prácticamente todas) -cítese aquí las de Baltasar Gracián, fray Luis de León, Quevedo... En la primera mitad del Siglo de Oro español hubo, pese a todo, una que sobresalió, y que desde que se empezó a leer ha captado lectores de todo el mundo entre sus páginas. Me refiero, claro, al Quijote.
El verano pasado (creo recordar), solía leer el periódico del domingo del Altoaragón antes de ir a comer; y me sorprendía ver, en las hojas centrales (estas especiales de dicho día de la semana), una página dedicada al Quijote y la ciencia. Cada vez era un aspecto diferente, sobre los animales en el Quijote, sobre las matemáticas... me gustó mucho una vez que trataba de la astronomía.
Resulta que el autor de estos artículos, José Vallés Belenguer, los ha recopilado (y seguramente añadido más) en el libro, que ha titulado, "Miguel de Cervantes & la Física". Una lectura, creo yo, que puede ser muy interesante. El Quijote como ejemplo de que la buena literatura (y las letras en general) no tiene por qué estar tan enfrentada a las ciencias. Eso sí, se trata de ciencia en tiempos del siglo s. XVII; quizá a más de uno le resulte más bien pesado, en vez de curioso, leer sobre la recepción de las ideas de Copérnico, por poner un caso, en la España de entonces.
¡Qué no tendrán las obras del Siglo de Oro! Como decía un profesor que tuve: "busquen en ellas sobre cualquier disciplina, que encontrarán."
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