Durante todo el día de ayer, se extendió el llamamiento para realizar la primera concentración y asamblea ciudadana en Huesca por todas las redes sociales, siguiendo los pasos que habían dado ciudades como Madrid, Barcelona o Zaragoza. La movilización que ha seguido a las manifestaciones del 15 de mayo es todavía confusa, pero quizá en eso radique su grandeza, puesto que no hace otra cosa sino demostrar la gran pluralidad que existe en una sociedad madura, y el gran respeto y solidaridad que se ha generado.
Imagen de la concentración en la Plaza Navarra el jueves 19 de mayo, sobre las 21:00. (Fotografía de daNiS)
Entre 500 y 600 personas (y en algún momento el número posiblemente fue mayor) se reunieron en la Plaza Navarra, cada uno con su motivación personal, pero todos unidos por un mismo sentimiento de indignación ante la realidad económica y política por la que atraviesa España desde hace casi dos años. Un movimiento heterogéneo, ciudadano y responsable, que en absoluto se ajusta a las descripciones negativas que se están vertiendo desde algunos medios. ¿Es que acaso los políticos pensaban que con 5 millones de parados, casos continuos de corrupción, un sistema electoral injusto, unas "medidas de ajuste" infames, etc. se iba a quedar la gente sin mostrar su rechazo? De verdad, que a veces la capacidad de desconexión entre políticos y sociedad es insultante.
Esperamos que esta tarde se repita el éxito de convocatoria, y se supere. Por ahora, las manifestaciones de mañana han sido prohibidas por la Junta Electoral Central, pese a lo que el Tribunal Constitucional dijo, respaldando las concentraciones. De todas formas, no es exactamente una manifestación lo que ocurre todas las tardes en las ciudades españolas, y tampoco un acto electoral, así que la decisión de esta Junta es absolutamente errónea. ¿Y si cientos de ciudadanos deciden juntarse libremente, como está ocurriendo, bajo ninguna bandera o siglas, para reflexionar y debatir? ¿No debería ser ése el espíritu de la absurda Jornada de Reflexión?