lunes, 16 de junio de 2008

Clausura del 36 Festival de Cine de Huesca

El sábado 14 por la noche (poco después del partido Suecia-España para los eurocoperos) tuvo lugar la clausura del 36º Festival de Cine de Huesca, que tuvo como presentadores a Edurne Ormazábal y a Javier Veiga. El cómico y monologuista gallego fue el gran animador de la noche, que con multitud de chistes y giros humorísticos del guión consiguió arrancar más de una carcajada en una situación poco propicia a ello (las galas de premios no suelen ser famosas por su amenidad). El otro toque especial lo dio la veterana actriz Mariví Bilbao, que recibió el premio honorífico del festival y nos regaló con una muestra de su espontánea y cachonda personalidad. La recogida de premios por parte del resto de galardonados puso fin a la primera parte de la clausura.

La segunda parte comenzó con un cortometraje español, Alumbramiento, de Eduardo Chapero-Jackson (premiado en Venecia) y protagonizado por Mariví Bilbao. La sonrisa que todavía nos quedaba tras la presentación de Javier Veiga y las palabras de Mariví se borró en seguida. Alumbramiento es una historia familiar en torno a la muerte, tan profunda y directa que decir dramática sería poco. Fue un corto realmente sobrecogedor y que dejó a la sala en silencio.

Después se emitió la película Be Kind Rewind ("Rebobine por favor") de Michel Gondry, que fue el punto final a esta 36ª edición del festival. Su historia es a ratos delirante y a ratos absurda, pero en el fondo mantiene algo de coherencia. Es una comedia, cierto, aunque tiene un trasfondo muy cotidiano y social, luego dramático en cierto modo. Es la lucha de una comunidad por perseguir sus sueños y crear felicidad a su medida, en un entorno poco esperanzador y sumido en la precariedad. Es la primera vez que Jack Black me parece acertado en su papel.

No hay que olvidar el homenaje a José María Escriche, durante muchos años director del festival y fundador del Certamen Internacional de Films Cortos. Su recuerdo estuvo presente en todos los actos, y creo que estará por siempre. La mejor forma de honrar su memoria es seguir trabajando y hacer cada año un nuevo festival que mantenga viva la llama cultural y la proyección internacional de la ciudad de Huesca.

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